domingo, 21 de abril de 2013

No me hinche las venas


Dicen que para conocer un país de verdad tienes que hacer tres cosas: vivir en una casa, viajar en un autobús y visitar un hospital. Y lo que más he tardado ha sido en coger un autobús.

Vayamos al comienzo.

Todo se remonta a la primera semana que estuve aquí. La acogida que tuve en la nueva familia fue muy agradable y, junto con Diego, el otro profe que vive conmigo, quisimos marcarnos un bonito detalle con la madre ecuatoriana comprando una tarta con la excusa de celebrar el primer cumpleaños del perro.

El problema es que nadie nos avisó de lo delicado que es comprar productos fríos en este país: que si hay que ir a sitios de confianza, que si hay que revisar lo que se compra, que si con esa cara de guiris estamos pidiendo a gritos que nos den productos caducados... Total, que dos horas después de cenar la magnífica tarta, estábamos dando buena cuenta de ella en los servicios de toda la casa. Y digo toda la casa no por capricho, sino porque aquí el agua se corta por la noche y la primera vez que tiras de la cadena funciona, pero la segunda...

En definitiva, después de inutilizar todos los baños, nos vimos en la obligación física y moral de despertar a la madre, que además es doctora, e informarle de lo sucedido en nuestros estómagos y en sus servicios. Y como el acceso a las jeringuillas en esta casa es tan rápido y mi bronceado nórdico es tan llamativo aquí, poco tardaron en ponerme en la cama con un diagnóstico de deshidratación aguda en el expediente e inyectarme varias bolsas de suero con un antibiótico que podría tumbar varios elefantes.

Hicieron falta dos días para que mi brazo diera cuenta de tal ingente cantidad de líquidos y cuando por fin me quitaron la vía, comenzó la nueva aventura post-catéter.

Cuando me pasaba el dedo por el brazo, donde había tenido la aguja, lo notaba inflamado. Me dijeron que no me preocupara, que era cuestión de días que bajara la inflamación. Pero pasaba una semana, pasaba otra y otra y eso seguía igual. Entonces tuve una revelación: ¿me habrían dejado la aguja dentro? Los síntomas coincidían: había algo duro en el brazo, la forma coincidía, no dolía, estaba en el lugar de la inyección... las personas cercanas estaban convencidas de que era eso, lo cual unido a mi ligera (casi imperceptible) hipocondría, me llevó de inmediato a visitar el hospital y pedir diagnóstico. Y no se si sería por lo curioso del caso, o porque el personal tenía poco que hacer, o porque llamaba la atención ver a un guiri siendo paseado en silla de ruedas (obligatorio según las normas del centro) que se me acercaron varias personas a dar su diagnóstico. Un doctor decía que era inflamación, otro decía que podía ser aguja, un tercero decía que operábamos y a ver que salía, la auxiliar que si conocía a su sobrina que trabajaba en la misma universidad que yo, y el bedel que no me levantara de la silla de ruedas, que sino le despedían.

Finalmente me llevaron a los Rayos X para descartar que fuera aguja, y después me propusieron hacer una ecografía. Les dije que no tenía ningún retraso, pero si lo consideraban necesario no había problema. Nuevos paseos en silla de ruedas por el hospital, media hora con el aparato puesto viendo venas y un par de mareos después, llegó el diagnóstico final. Se descartaba que hubiera quedado algo dentro del brazo, que posiblemente la vena hubiera reaccionado por un medicamento agresivo y se hubiera quedado fibrada y obstruida, y que o bien se recuperaría con el tiempo o bien perdería esa vena, pero que no me preocupe que esas cosas pasan. Al menos me regalaron el termómetro para pasar el disgusto.

Y aquí acaba (de momento) esta historia sanitaria. Aprovecho para dar las gracias a los que me ayudaron de una u otra forma durante esos duros momentos y pedirles que, en caso de que quieran seguir haciéndolo y tengan alguna vena que no estén utilizando, la envíen por certificado postal urgente a Ecuador. Es misión humanitaria y desgrava en Hacienda.

1 comentario:

  1. Tengo unas cuantas venas inutilizadas, dame tu direccion y te mando una! Animo valiente!!

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