viernes, 4 de marzo de 2011

Noches en el Taray

Entre que es jueves, son las 3 y pico de la mañana, y tengo la censura cerca en forma de comunity-managers (incluso está el de Ente Social!) no puedo ponerme muy melancólico, más aún tras acabar de oir al que será todavía no sabemos si aceptará el cargo de presentador de Publicatessen (de lo que hablaré algún día).


Pero es que la noche invita. Es uno de esos momentos típicos de las películas en las que se acaban las risas y la gente se queda mirandose tristemente porque saben que se tienen que separar. No es que esté triste porque me vaya a ir a casa dentro de un ratín (todavía no se en qué estado), sino porque al llegar julio (ya nos hemos ocupado de que no sea junio) se romperá la magia. La magia de compartir noches con gente que hace un año prácticamente no conocía. Noches de pelucas y canciones. Noches en las que sacas una cámara y quedan tus tonterías grabadas para la posteridad. Noches con una pantalla de TV panorámica.  Noches de vino y rosas. Noches en el Taray.




Como decía uno de los componentes de estas noches, esta vez mediante llamada telefónica: Lo extraño es vivir, nos pasamos toda la vida sobreviviendo.

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